El año de 1527 Juan Gutiérrez de Altamirano, poseedor de la
Hacienda de Atenco, enclavada en el Estado de México a una hora de la capital
(por cierto Don Juan era primo de Hernán Cortés), importa doce pares de toros y
vacas de lidia de Navarra España.
La ganadería de
Atenco es considerada la más antigua del mundo, si hubo otras anteriores ya
desaparecieron, sólo la de Atenco subsiste.
En España se
considera que ya hubo ganaderías dedicadas a la cría de ganado bravo por el año
de 1532.
El 13 de agosto de
1529 se celebró la primera corrida de toros para conmemorar el aniversario de
la toma de la gran Tenochtitlán.
Las corridas de
toros por esos años fueron en la plazuela llamada del Marqués, que era parte
del terreno que actualmente ocupa la Catedral de la Ciudad de México.
En 1702 se levantó
un coso en Chapultepec, en la temporada entre noviembre y diciembre del mismo
año, se mataron toros con “rejón” a caballo, actuaron los ya entonces toreros
profesionales: Tomás Venegas “El Gachupín Toreador” y Pedro Montero, ambos
sevillanos.
En 1792 se
iniciaron los proyectos para levantar una plaza de toros de madera y
mampostería, la cual no llegó a completarse.
En 1808 se
construyó la plaza de “El Volador” en la Plazuela del mismo nombre. Otra plaza
inaugurada el 13 de agosto del mismo año se ubicaba donde está actualmente la
calle 5 de febrero en el mismo centro de la capital, figuraron como espadas los
hermanos Sóstenes y Mariano Ávila de sobresaliente su hermano menor Luis.
En 1810 durante la
guerra de Independencia siguieron celebrándose corridas de toros, aunque hay
poco conocimiento de ellas, los periódicos o gacetillas de la época no les
daban la menor importancia.
Un hecho muy
relevante de nuestra historia es que el padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y
Costilla era muy aficionado a la fiesta brava, fue ganadero y criador de toros
bravos de lidia, su hacienda “El Jaripeo” la tenía en tierras de Guanajuato. El
también insurgente capitán Ignacio Allende gustaba de torear a caballo.
Por 1835 llega a
la ciudad de México el gran torero español Bernardo Gabiño procedente de la
Habana Cuba, fue un torero que influyó en el aprendizaje de los toreros de la
época; querido y admirado por muchos y mucho tiempo a los 74 años lo mató un
toro de la ganadería de Ayala de nombre “Chicharrón” toreando en el pueblo de
Texcoco del estado de México.
Además de los
hermanos Ávila, otros toreros fueron Mariano Gómez “La Monja”, Pablo Mendoza,
así como el de Guadalajara, Jalisco, Ignacio Gadea, precursor en México de
poner banderillas a dos manos y a caballo, después Lino Zamora, Arcadio Reyes,
José de la Cruz Gavidia, Fernando y José María Hernández, el inolvidable y gran
torero rejoneador nacido en la ganadería de Atenco, Don Ponciano Díaz, quien
fue el primer mexicano en tomar la alternativa en España, lucia un gran bigote
cuando toreaba y rejoneaba a pelo (sin silla de montar).
Vicente Segura,
quien tomó la alternativa de matador de toros en 1907 a pesar de ser muy rico,
tuvo grado de general en la Revolución Mexicana y cuando toreaba el dinero
ganado lo donaba a los pobres, su fortuna también la dio a la causa
revolucionaria.
También en 1907
toma la alternativa Eligio Hernández “El Serio”.
La nueva era del
toreo en México empezó con el Indio Grande Don Rodolfo Gaona, quien se hace
Matador de toros a los 20 años en 1908, se le llamó también “El Petronio del
Toreo”, compitió en España solo y su alma con los mejores toreros españoles del
momento, como José Gómez “Joselito” o el
“Gallito”, con el revolucionario del toreo Don Juan Belmonte, Rafael
Gómez “El Gallo” o “El Divino Calvo”, Ricardo Torres “Bombita” Ignacio Sánchez
Mejías, Vicente Pastor y “Machaquito”, todos dignos rivales de Gaona.
El éxito del
torero Rodolfo Gaona en España sirvió para abrir las puertas a otros grandes
toreros mexicanos, Luis Freg “Don Valor”, Juan Silveti “El Tigre de Guanajuato”
o el hombre de la “Regadera”, Carlos Vera “Cañitas”, el maestro de maestros
Fermín Espinoza “Armillita Chico” que lograra época cumbre en España, Lorenzo
Garza a quien por su fuerte personalidad tuvo varios sobrenombres como “El
Magnifico”, “Sismo y Estatua”, “El Ave de las tempestades” y “Lencho Borlotes”
por ser amo y señor de las broncas.
Luis Castro “El
Soldado” llamado también “El Torero de Bronce”, junto con Lorenzo Garza
torearon varias tardes mano a mano de novilleros en la plaza antigua “Camino a
Zaragoza” de Madrid en 1931; caso único en la historia del toreo en España, que
dos toreros que no eran españoles torearon solos.
“El Ciclón
Mexicano” Carlos Arruza fue la pareja de Manuel Rodríguez “Manolete” en España
y quien diría una frase célebre cuando en una entrevista le dijeron: “Ciclón”
España es la cuna del toreo, “Si” (contestó)… pero en México tenemos al niño.
Otros grandes
toreros fueron el maestro potosino Fermín Rivera “El Poeta del Toreo”, Alfonso
Ramírez “Calesero” que toreaba de capote como nadie, Antonio Velázquez “Antonio
Corazón de León”, “Los tres Mosqueteros”, Manuel Capetillo, Jesús Córdoba “El
Joven Maestro” y Rafael Rodríguez “El Volcán de Aguascalientes” junto con Paco
Ortiz dieron grandes tardes de éxito en México.
“Joselillo” y
Fernando López, bautizado como el “Torero de Canela” por el gran arte que
poseía con el capote y la muleta cuando interpretaba el toreo, siendo esta una
de las grandes parejas de novilleros que existieron en México en 1946.
Joselito Huerta
“El León de Tetela”, orgullosamente poblano hizo una sensacional campaña como
novillero en España, llegando a la alternativa convirtiéndose así en Primera
Figura del Toreo, recordemos también al ídolo de las fronteras Jaime Bravo “El
Valiente”.
Hubo toreros que
siendo matadores de toros fueron también grandes banderilleros, el propio Don
Rodolfo Gaona, el maestro Fermín Espinoza “Armillita”, Ricardo Torres, David
Liceaga, Gregorio García quien fuera ídolo en Portugal (hasta una calle llevó
su nombre), Luis Procuna, Fermín Rivera, Mauro Liceaga considerado el último
gran banderillero.
Los toreros
mexicanos en España hicieron historia como tales, escribiendo páginas de gloria
por su arrojo y torerismo, tanto que los mismos toreros españoles por envidia
en más de una ocasión rompieron el convenio Hispano-Mexicano.
Hablando de la
historia del torero y de los toreros mexicanos, así como de sus anécdotas,
graves cornadas y la muerte de muchos de ellos nos llevaría cientos de páginas.
No se puede dejar
de mencionar dos toreros que por su grandeza y singularidad para interpretar el
toreo, fueron grandes ídolos de los aficionados; “El Faraón de Texcoco”
Silverio Pérez y “El ”Berrendito de San Juan” Luis Procuna el torero que más
películas filmó de toros gracias a su personalidad y simpatía.
Manolo Martínez y
Eulalio López “El Zotoluco” éste considerado en la actualidad la figura en
México, ambos Manolo y Eulalio son admirados como figuras nacionales.
El torero mexicano
es romántico, bohemio, canta, pinta, baila, declama, eso les viene de raza,
tienen su propio estilo de torear, largo y templado, con sentimiento, es sabido
que siempre han toreado mejor de capote como Pepe Ortiz “El Ofebre tapatió, que
heredó a la escuela mexicana infinidad de quites con la capa entre los que
están “Las Orticinas”, “El Quite de Oro”, “Las Tapatias”, “Las Guadalupanas”,
“El Quite por las afueras”.
Desde 1529 a la
fecha han existido varias plazas de toros en el país, no olvidemos la
“Monumental Plaza de Toros México” considerada hasta hoy como la más grande del
mundo por su capacidad (cincuenta mil espectadores). Por cierto, comentarios
antitaurinos afirman que va a desaparecer, no tienen razón quien o quienes así
lo afirman, no puede desaparecer lo que está considerado como Monumento
Nacional con más de medio siglo de historia, arte y drama.
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